El niño ,con lágrimas en los ojos, mostraba cuanto miedo tenía en su cuerpo. Seguía escuchando unos gritos que desconcertaban su corazón y era tal su angustía, que no se atrevía a salir de su escondite preferido. Tras una pausa , sólo era llanto y lamento lo que resonaba en el silencio de su casa. Con paso firme pero con la incertidumbre puesta al servicio de los sentidos, avanzó hacia donde se escuchaba aquel triste sollozar. Su mirada quedó perdida al ver a su madre tendida en el suelo y con sangre en su cara. Un rostro por el que sentía predilección pues orgollozo se estaba de la belleza de su madre.
Con firmeza , la levantó y la llevó a su dormitorio. La cama era pequeña . Allí la protegería de aquel hombre que había hecho llorar. Sentía por primera vez rabía, odio y desencanto hacia su padre.
Después de quitarle toda la sangre de su rostro, la tapó. Cerró la puerta con el pestillo y se dirigió a consolarla.
¡ Madre , duerme que esta noche te protegeré !. ¡ No llores más que nadie te hará daño !.
El niño abrazo a su madre seguía su consuelo:
-¡ No llores más , mañana será otro día y yo te acompañaré a denunciar a papa por hacerte llorar !-
Con la satisfacción de ver dormir a la madre, se quedó mirándola para decir :
- ¡ Nadie te pondrá la mano encima !. ¡ Lo juro por Dios !....
La noche terminaba con un silencio como si nada fuese sucedido en aquel lugar.
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Una argentina es asesinada cada dos días.
Psicologa Social Maria MondelliFuente : CriticaDigital
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