La Navidad es la primavera de los más nobles y puros sentimientos del ser humano.
Todo aflora en el hombre...
Lo que hay en él de bueno; lo mucho que hay en él de niño...
Sus retazos de ángel y su parte de sabio...
Su bondad se derrama por montes y por llanos.
Su fervor religioso toma auge inusitado.
Su inocencia de niño se refleja en sus rasgos;
lo angelical de su alma resalta entre sus cánticos
y la sabia palabra le basta de los labios.
¡Oh Señor! Si pudieras la Navidad otorgarnos,
no sólo por sus días, sino por todo el año, para que la alegría,
la bondad, lo sagrado, lo angelical del hombre reinara en cada paso.
Y para ser más puros Señor, favor de darnos la inocencia del niño y la humildad del sabio...
Y para ser dichosos todos los días del año,
Señor danos la gracia, la paciencia del Santo.
Sólo así, Señor, los hombres que te amamos, viviremos en paz y a tu fe consagrados.
- Autor Desconocidos -
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